Somos nostálgicos del autentico pan y quizá por ello buscamos en cada panadería de pueblo, la mejor barra casera que podamos encontrar. Es difícil y a menudo, cesamos en nuestro empeño.
El caso es que encontraremos buen pan, pero tenemos en mente el pan que encontramos en verano en la pequeña aldea de Parada do Sil, en la montaña Ourensana.
Allí,año tras año, nos acoge la misma señora atemporal, y casi inmortal, con su pan, recién sacado del horno, sus empanadas por encargo, sus bicas y sus magdalenas, insuperables.
Y la receta será bien básica; un buen madrugón, una buena materia prima, horno de leña y paciencia.
El resultado es un pan de corteza firme y crujiente, de miga esponjosa y abundante y sabor a aquello que debe ser pan, porque a la barra que encuentro habitualmente, no se le parece.
Así, una vez al año, volvemos a comer con pan, volvemos a guardar la barra los días que esta dure, que son bien pocos, y volvemos al sabor que una vez, debieron llamar sabor de pan.
Ni que decir tiene, que es muy fácil encontrar buen pan en Galicia y en especial en su interior, pero nuestra especial mención a esta pequeña panadería de tradición, que bien merece una visita si es que se atreve a llegar hasta allí.
Lo que allí se cocina, bien lo merece.
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